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Para contar algo más sobre la empresa y sobre mi relación en particular con ella le cuento querido lector que soy la tercera generación que se ocupa de trabajar la madera (lo cual no es poco decir).

En mi caso me ocupo de la colocación, pulido y plastificado y restauración de los pisos de madera entre otras cosas de la misma forma que mi padre (el cual estuvo implicado también en la construcción) y mi abuelo materno, el cual era carpintero en España y demostró mucho de su destreza en Argentina.

Ambos se relacionaron con amor y dedicación con este increible material.

Claramente el trabajar en la madera no es un hobby para mí… Es algo mucho más serio y profundo que traspasa lugares y tiempos.

Es trabajo duro, amor y arte, todo combinado en una forma mágica, la cual no sólo me une poderosamente a mis raíces sino que también genera el desarrollo y bienestar de las personas que quiero y mi personal (no se lo digan pero yo también quiero a mis muchachos :)).

Cada día de mi vida corto algun trozo de madera, laqueo algo, miro algo interesante con madera y demás. Su aroma, textura y color son algo cercano y muy amable para mi.

Me considero afortunado de trabajar de lo que amo y si bien algunas veces el trabajo me agota bastante  no sabría cómo vivir sin esto. No porque esté obligado a hacerlo sino porque lo elijo y amo lo que hago.

Si bien en la vorágine de la semana uno tiende a no frenar y charlar de ciertas cosas quiero que sepa querido lector que si alguna vez tengo la suerte de tenerlo como cliente que ni yo ni mi empresa estará solamente colocándole un piso de madera o restaurandole ese viejo piso de pinotea tan noble y querido sino que estaremos poniendo el corazón en lo que hacemos para que ese pedazo de madera  sea algo más… sea un puente entre mi experiencia y arte y su satisfacción.

Mil gracias por leerme,

Alberto